De temporada. ¡Fresas!

Por fin tenemos fresas de temporada. Aunque en los comercios convencionales ya hace un par de meses que se pueden comprar, la realidad es que no es una buena idea. Las fresas son de las frutas que más pesticidas almacenan, no tienen piel que las proteja y lo absorben todo. Aunque las lavemos no podemos eliminar lo que se ha introducido en su carne y evidentemente no se pueden pelar. Así que las estabamos esperando con muchas ansias.

Ahora, las tenemos de casa, (las ecológicas aún tenían un precio prohibitivo) y comeremos fresas todos los días, haremos tartas de fresas, fresas con yogurt, pudin de chía con fresas, batidos de fresas…. y todo lo que se nos ocurra para no desperdiciar ni una sola. ¡Saben tan ricas y huelen tan bien!

Uno de los pilares de la alimentación saludable es el consumo de temporada. Nuestro cuerpo tiene también un ritmo a lo largo del año acorde con las estaciones, igual que el ritmo diario. Entonces, si nuestro cuerpo está en sintonía con la naturaleza es lógico pensar que le viene bien, precisamente, lo que la naturaleza nos aporta en cada estación. En invierno platos fuertes de legumbres y castañas para entrar en calor y en verano fruta fresca para refrescarnos.

Además de esto si consumimos de temporada evidentemente vamos a consumir productos más frescos, es más probable que lleven poco tiempo cosechados, minimizando su estancia en cámaras de conservación. También minimizamos el impacto medioambiental ya que si consumimos alimentos que ahora no se dan en la estación en que estamos viviendo, vendrán de lejos, con la consiguiente huella de carbono.

En fin, que todo son ventajas:

– Más ricos

– Más cerca

– Más frescos

– Menos impacto ambiental

– Más acorde con nuestro organismo

– Más baratos

– Más sanos….

Me voy a por una fresa 😉

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